La vocación por la moda flamenca le viene a Rocio Lama desde niña. Ya a la corta edad de 7 años empezó a despuntar por su aficción por la costura. Tiempos en que ganarse el pan dependía de la voluntad de los padres que debían elegir entre una educación costumbrista o el aprendizaje de un oficio que sirviese no tanto para la adquisición de compentencias como para la puesta en práctica de una actividad que procurara ingresos en cuanto la niña tuviese oportunidad de empezar a trabajar. Era una españa que todavía no había empezado a levantar el vuelo y en que comer y asegurar el pan seguían siendo la prioridad para la mayoría de la población de esa España andaluza que veía como escaseaba el trabajo en el campo y tenía que optar por emigrar a la capital o a Barcelona buscandose la vida.
Rocío no eligió un camino fácil y a los 7 años, insistiendo en su aficción a la costura ingresó en el Convento de Coria del Rio donde las Hermanas de la Cruz asistieron la educación, el estomago y le procuraron un aprendizaje extraido de la mas profunda tradición de la confección propia de Sevilla.
Aprender costura con las monjas le proporcionó un dominio de los primores: bordar, punto de cruz, vainicas, punto inglés. Todo ello con la precisión que las hermanas procuraban en todas las labores como vía para honrar el tiempo y el trabajo y casi sacrificio a sus creencias reflejadas en la profusión de detalles. Aprender en un entorno tan rígido y perfecionista le hizo dominar las técnicas y grabar a fuego la tradición más profundas en sus diseños posteriores formando parte de su ADN como diseñadora.
A los 11 años, todavía en el Convento y habiendo dominado todos los primores pasó al taller de corte y confección empezando con a trabajar con sus primeros patrones, primero en papel ya que las telas eran caras por la composición del tejido y por su escasez y no estaban las hermanas muy por la labor de gastar las telas en enseñar. La fragilidad del papel y ese perfeccionismo amamantado desde niña en el detalle le procuró una especial atención y habilidad para coser con la máxima delicadeza y a trabajar con materiales atípicos y telas de gran porte que tan importante son en sus actuales creaciones.
El paso por el convento de Coria del Río procuró a Rocío Lama la habilidad y perfección en el manejo de tejidos y técnicas tradicionales de confección.
No tardaron mucho en fijarse en ella las gentes que, por entonces, ya regentaban talleres de trajes de flamenca en el propio pueblo, por lo que con 13 años ya formaba parte de uno ellos cosiendo trajes reales con diseños y patronajes que le eran ajenos pero a los que ya empezaba a dar un toque personal en las combinaciones y detalles que el taller le permitía, que no eran muchos.
La inquietud lo mueve todo, tambien en la moda flamenca, por lo que algunos años más tarde Rocío decidío profesionalizar lo que primero fue una aficción y luego un oficio realizando formación específica en cursos de confección en Sevilla y otras ciudades. Formación que recibía por las mañanas y que le servían por las tardes para aplicar conocimientos en su trabajo en talleres de confección que le procuraban el sustento y la posibilidad de poder pagar los cursos.
Con 17 años la costura, confección y diseño ya no eran un oficio sino una verdadera vocación a la que Rocío Lama había procurado los conocimientos suficientes, la dedicación y la notoriedad exactas como para empezar una carrera dedicada a la moda flamenca: primero en los talleres de los principales diseñadores y casas de moda de la provincia de Sevilla hasta que, por fin, nació Rocío Lama Moda Flamenca, como taller propio donde dar rienda suelta al oficio, la vocación y la aficción. Reflejando en cada creación un camino marcado por la pasión y el sacrificio que impregna cada diseño como si de una extensión de su habilidad fuese.
- Libertad de movientos y elegancia
- Camisa y blusa ligera con vuelo .
- Trajes para baile
- Trajes de invitada
- Desfiles
- Trajes infantiles